Clínica de Traumatología Dentoalveolar Pediátrica y del Adulto:

La traumática experiencia de quebrarse un diente

La traumática experiencia de quebrarse un diente

Florencia Contreras, tiene 5 años y asiste a la Clínica de Traumatología Dentoalveolar Pediátrica y del Adulto (TDA), de la Clínica Odontológica Universidad de Chile, acompañada de su duende mágico y, en el sillón dental, lo abraza permanentemente mientras la Dra. Andrea Véliz, Directora de la Clínica TDA, la atiende delicadamente. Su madre, Paula Suazo, sigue atentamente cada movimiento en el módulo dental, ella está empeñada en recuperar la salud oral de su pequeña hija.

Florencia tuvo un accidente doméstico mientras su madre la bañaba en la tina del hogar. “Se cayó en la casa y llegamos de urgencia a un Centro Asistencial y de ahí nos derivaron para acá, para que ella no sufra, para una atención óptima y con el menos dolor posible”. Lleva su segunda atención y los resultados son evidentes, “ella viene contenta, no ha tenido nada de susto, que era lo que yo quería, que no le tuviera miedo al dentista, así es que bien.

El cirujano dentista que la atendió en Urgencias, le recomendó una unidad especializada y la derivó a la Clínica TDA. “He encontrado todo muy acogedor, y eso me gustó, la atención personalizada,  que el niño se sienta seguro, que le expliquen lo que va a pasar, es una atención con cariño, no como en las otras partes que uno va y miran lo que tienen que mirar y listo, para la casa”.

Florencia y su mamá deben viajar desde su casa ubicada en San Bernardo hasta Independencia, donde se encuentra la Clínica TDA, “pero no importa, prefiero traerla acá” y, si bien la niña remplazará el diente primario por uno definitivo próximamente, Paula sabe que en muy necesario tratarlo porque “corre el riesgo de tener infección y ya está empezando a tener dolor, entonces, para evitar que se vaya a afectar eso”.

La red al rescate

A los 10 años, Cristián González, tuvo un accidente en una piscina, donde al lanzarse un “piquero”, se enredó en unos cordeles de ropa; dos años después, cursará séptimo básico, y  luego de ser atendido por el Dr. Mauricio Garrido, recuerda el accidente.  “Me pegué en una piscina y arriba habían hilos de colgar ropa y en eso me enganche el diente y se me salió entero”.

Cristián se asustó, pero dice que no le dolió, “salimos corriendo al hospital y después mi tía llevo el diente sumergido en leche, porque ahí se mantenían las células para que no se muriera el diente, me operaron y me lo pusieron otra vez. El menor, fue atendido de urgencia en el Servicio Público y luego accedió uno privado de Isapre. Una ex alumna del Postgrado de Odontopediatría lo derivó a la Clínica de TDA, conformándose en una red virtuosa para rescatar el diente de Cristián. 

Confiesa que, aunque le gusta venir a la Clínica de Traumatología Dentoalveolar Pediátrica y del Adulto, no le agrada hacerse tratamientos dentales, porque a veces le duele, “como el diente no se veía parejo y las células se estaban muriendo, se empezó a dañar. Me remodelaron el diente ya me lo veo más parejo”, explicó Cristian. Hoy día, recomienda a sus amigos que “no se metan donde haya hilos, porque es peligroso; si hubiese sido de metal y me podría haber rajado la cara completa”.

Encontrar acogida

Para Sujey Sepúveda, madre de Cristian,  el accidente fue traumático, por ello “fue fabuloso llegar acá, porque yo estaba perdida en el tema, no tenía idea de qué se trataba, el doctor que le implanto el diente a Cristian, me dio indicaciones de cosas que no se le podían hacer al diente porque hubiese sido  matar su dientecito y hacerle un tratamiento de conducto para luego ponerle un implante. No sabía dónde recurrir, pero recorriendo varios dentistas, fui derivando hasta acá y le salvaron el dientecito, le han hecho tres tratamientos, y ahora si se llegó a esa instancia que no se podía llegar antes. Porque hay que salvarle el dientecito hasta por lo menos los 18 años, para que le hagan un implante definitivo”.

El acceso a mayor información trajo también la tranquilidad a la familia, que experimenta una satisfactoria evolución del cuadro clínico. “Cómo niño, nunca ha tomado muy en serio el tema, como lo hace uno, porque con el tiempo, el diente se fue absorbiendo, como dicen los doctores, se le acortó. Entonces, hicieron otro tratamiento para restaurar su diente y, aunque al principio no lo notaba, ahora sí veo que cambió y se ve bien. Ahora hay que tratar de cuidárselo lo más que se pueda, porque es  muy importante para su imagen, bueno, la de cualquiera; estamos contentos”, finalizó Sujey Sepúveda.

Últimas noticias

Más noticias